MARTXOAK 3 IDAZKIA

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Hoy hace cuarenta años que Pedro María Martínez Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda fueron asesinados por la policía en Gasteiz. Durante estos años, los sindicatos y la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo, hemos salido a la calle para denunciar la falta de reconocimiento de lo que sucedió ese día en la iglesia de San Francisco. Era y es inevitable, que aquellos que mataron e hirieron a cientos de personas, en esos meses del 76, intenten evitar sus responsabilidades en dicha matanza. El reconocimiento y la construcción de una memoria colectiva, es una tarea necesaria de mantener.

A los cinco trabajadores, asesinados ese 3 de marzo, hay que añadir a Juan Gabriel Rodrigo y Vicente Antón Ferrero, asesinados en Tarragona y Basauri en el transcurso de manifestaciones de solidaridad. Estos siete trabajadores, más las cientos de personas heridas, que salieron a las calles para defender los derechos de la clase trabajadora, pusieron las bases para que, hoy, todas las personas que estamos en esta plaza, pudiéramos ser personas y no esclavos del capital.

La denuncia de los recortes laborales y sociales, impulsados por las desmedidas ansias de riqueza del capital, sea este patronal, banca o esa clase política especialistas en sustentar medidas anti-sociales, ha sido el principal elemento que hemos impulsado desde los sindicatos convocantes de esta movilización.

Durante estos años, no han sido pocas las luchas que hemos desarrollado contra el capital y la patronal. Es cierto que no todas las hemos ganado, incluso algunas nos han dejado el sabor amargo de la impotencia. Pero en todas ellas, en cada huelga, en cada movilización contra un ERE o un despido, contra la discriminación de genero en las empresas, siempre hemos tenido muy claro que sin lucha no hay cambio social, que nadie nos regalara nada, que nadie nos facilitará el camino para seguir avanzando. El cambio se construye desde el esfuerzo común.

Hoy es un día de homenaje, pero también de compromiso. Os animamos a continuar el trabajo que cientos de compañeros y compañeras han venido desarrollando durante todos estos años, porque siempre hay una trinchera desde donde pelear, en tu barrio, en tu fábrica u oficina, en el instituto, en la universidad, en la asociación de vecinos o en el grupo de mujeres. Nadie nos regalará nada, al revés. Es más que previsible que intenten arrebatarnos lo que no han podido robarnos hasta la fecha y, por eso, desde aquí os animamos a seguir caminando y luchando. Hagamos de nuestro esfuerzo el arma que posibilite un verdadero cambio político y social.