Este 11 de marzo, la mayoría de las trabajadoras y trabajadores del sistema público
de enseñanza, docentes y no docentes, de las Haurreskolak de Gipuzkoa, de todos los
centros de titularidad pública y de la universidad (EHU-UPV) tenemos una cita con las
urnas para elegir a nuestra representación sindical. Más de 32.000 personas daremos
el voto a quienes mejor nos pueden representar.

Las elecciones sindicales son importantes. Ante tanto ataque es necesario reforzar a
los sindicatos, dado que son el único instrumento que tenemos para defender
nuestros derechos laborales y el propio servicio educativo. Frente a la resignación, la
lucha es el camino. Las huelgas y movilizaciones que hemos realizado estos años
probablemente han impedido desmanes mucho mayores, pero de aquí en adelante se
requiere pasar a la ofensiva para recuperar lo perdido. Ese es nuestro compromiso
Han sido años duros en los que, bajo el pretexto de la crisis, todas las
administraciones, con gran irresponsabilidad han aplicado recortes tanto a nuestras
condiciones laborales, como al funcionamiento diario de los centros. La lista es
interminable, pero conviene recordar algunos. Las sustituciones, salvo en la EHU-UPV,
no se cubren, en algunos casos, hasta pasada una semana. Como consecuencia,
quienes están en las listas ven mermadas sus posibilidades de trabajar, perdiéndose
así miles de puestos de trabajo. Los centros deben atender las ausencias con el
crédito horario que antes se empleaba para desarrollar proyectos pedagógicos, hacer
desdobles, o atender necesidades específicas. Las listas de la mayoría de las
especialidades llevan años cerradas; la única excepción la encontramos en las de
religión, que se han abierto en numerosas ocasiones y permiten que quienes acceden
a las mismas, en el periodo de rebaremación, puedan saltar a otras listas que se
mantienen cerradas para el resto.

En la universidad, los recortes han afectado a su normal actividad, hasta el punto de
que el propio Rector denunció que se lleva a la Universidad Pública a una situación
extrema. Los departamentos y servicios han visto reducido un 50% su presupuesto y
se recibieron 165 millones menos de los previstos en Plan Universitario 2011-14.
Hemos perdido un 20% de poder adquisitivo en base a los recortes salariales de 2010
y su congelación posterior durante cinco años. Perdimos la paga de diciembre de 2012
(que igual recuperamos en cómodos plazos), la aportación a Itzarri… y se han
castigado económicamente las bajas por enfermedad bajo el pretexto del absentismo
laboral. Retrasaron la edad de jubilación, dificultan los contratos de relevo y generan
discriminación para quienes no son del régimen de Muface. Todo esto conlleva el
envejecimiento de plantillas y el acceso tardío de los y las jóvenes a las mismas.
En la EHU-UPV la precariedad alcanza cifras escandalosas en administración o
servicios, y una parte importante del personal docente e investigador recibe salarios
impropios de una universidad de prestigio. Dicen buscar dignificar nuestra labor
mientras precarizan nuestras condiciones laborales o no respetan a nuestros
interlocutores en la negociación colectiva o en planes estratégicos.

La negociación colectiva ha desaparecido. Todos los acuerdos laborales han vencido
hace ya años (mas de 10 en algunos casos) y las nuevas condiciones laborales se
imponen por decreto. El gasto educativo ha ido descendiendo (13,3% desde 2009) y
el presupuesto para la escuela y universidad pública, lejos de acercarse a la media
europea, se ha reducido, algo que no ha ocurrido a los centros concertados.Igual
ocurre en la EHU-UPV que, según el nuevo Plan, recibirá en 2018 una aportación
inferior a la de 2009, mientras, se aumenta la de las universidades privadas.
El sistema educativo vasco ha sufrido también ataques centralistas mediante la
imposición de la LOMCE y la nueva reforma de las universidades. La primera,
denostada por la comunidad educativa y la sociedad en general, se trata de una ley
retrograda y adoctrinadora, que vende la educación a los mercados, fomenta la
segregación temprana, elimina todo vestigio de escuela inclusiva, coeducativa,
integral…y se rinde a las exigencias de la jerarquía de la Iglesia Católica. La reforma
de la universidad, reduce los grados de cuatro a tres años, ampliando los másteres de
uno a dos, sin medir el negativo impacto económico para el alumnado.

Mientras tanto, el Gobierno Vasco, ha aprovechado la implantación de la LOMCE para
vender Heziberri 2020, que supone la aplicación de los principales puntos de esa ley y
dejará el sistema público en situación de desamparo y casi a nivel subsidiario. Su
última fase es la elaboración de la Ley Vasca de Educación, que dará cobertura
jurídica a la privatización de una parte del sistema educativo.

steilas estos años ha estado donde tenía que estar, en las protestas y en las
propuestas. En la calle, movilizándose para impedir el desmantelamiento de los
servicios públicos, y al mismo tiempo, haciendo propuestas para mejorar su calidad. El
11 de marzo es importante para definir con qué fuerzas va a contar el sistema público
vasco. Dejemos claro con nuestro voto que estamos por la pública y por lo público.

Nuria Gallego Romero
Arantza Fernández de Garayalde
Marian Viadero
Elena Dominguez
Efren Arrizkurrinaga