Artículo opinión la cabra neoliberal en PDF

Tras dos años de negociación y movilización con el gobierno del cambio en Nafarroa se logró revertir parte de los recortes salvajes impuestos a la Educación Pública por el último gobierno de UPN, en coalición con el PSN, y se consiguió firmar, en 2018, el Pacto para la Mejora de la Enseñanza Pública de Navarra. Todos los partidos que integran el actual Gobierno de Navarra se comprometieron con el cumplimiento del pacto, y también suscribieron un acuerdo programático de gobierno, que incluía una inversión del 5% del PIB en Educación y luchar contra la segregación escolar, entre otros aspectos de mejora de la educación pública.

Ese camino de mejora en la reversión de los recortes se truncó a finales del 2019, cuando el Gobierno de Navarra decidió no incluir en los presupuestos de 2020 recursos suficientes para el desarrollo del pacto. Así mismo, en mayo es cuando se confeccionan las plantillas para el curso siguiente y este es el momento en que el profesorado comprueba las consecuencias negativas que va a tener en sus centros y en su labor docente la ausencia de reducciones por edad con 57 y 60 años, y la falta de compensación de las horas de dirección en los centros de Infantil y Primaria. Estas plantillas se verán todavía más mermadas al recortarse horas de las especialidades de Audición y Lenguaje, Pedagogía Terapéutica y Orientación.

Por si fuera poco, desde que se inició el estado de alarma las sustituciones se han reducido drásticamente, por supuestos problemas técnicos, con lo que se puede incrementar la carga lectiva del resto de docentes hasta un 35%, haciendo caso omiso del aumento del horario de trabajo que ya había sufrido la mayor parte del profesorado con la educación a distancia y las dificultades que conlleva aunar el teletrabajo con la atención de familiares dependientes. Además, cientos de docentes cuya única fuente de ingresos consiste en realizar sustituciones se han quedado en el paro y sin posibilidad de cobrar en verano.

Pero lo verdaderamente grave sucederá el próximo curso. Se nos dice que, como máximo, asistirán 15 alumnos por aula, pero no se dispondrá de espacios alternativos y, de momento, solo hay 2 millones de euros para contrataciones de refuerzo. Así, en la mayor parte de grupos, el alumnado acudiría al centro la mitad del tiempo lectivo, dividido en dos subgrupos. Ello obligaría al profesorado a una doble jornada de trabajo, la presencial y la telemática, y dificultaría enormemente la conciliación familiar.

Si existe voluntad política, pueden buscarse espacios alternativos en colaboración con Ayuntamientos y otras instituciones, y estos se podrían acondicionar en los meses que faltan hasta septiembre. Por otra parte, resulta imprescindible la contración de más profesorado, a través de un sistema de gestión integrada, para reducir las ratios. También, es vital el desarrollo de una plataforma educativa telemática pública que asegure la equidad y evite el negocio de extracción de datos y el capitalismo de vigilancia de las grandes multinacionales tecnológicas que, por cierto, no pagan ningún impuesto en Navarra.

Además, es posible generar más recursos para invertir en la educación pública, reclamando a los bancos la deuda ilegítima y los peajes en la sombra, luchando contra el fraude fiscal, cobrando las deudas a los grandes morosos, paralizando las infraestructuras faraónicas ecocidas e inútiles, negándose a pagar los gastos militares y la deuda pública del estado e implementando una fiscalidad justa que recaude mucho más al capital.

El Gobierno de Navarra debe elegir entre el cumplimiento del pacto educativo y el aumento de la inversión en la escuela pública o seguir el camino de los recortes que el PSN compartió con PP y UPN en la legislatura presidida por Barcina; pero mucho nos tememos que la cabra neoliberal siempre tira al monte de los recortes. Por eso resulta esencial que toda la comunidad educativa reivindique el cumplimiento del pacto y se movilice por la consecución de las medidas necesarias para acometer un curso 2020-21 presencial, con garantías sanitarias y sin brechas de ningún tipo.