Cuando han pasado siete semanas desde que empezó el curso escolar y seis desde que el alumnado ha vuelto a las aulas, después de seis meses desde que se declaró el estado de alarma, todavía siguen sin llegar a los centros escolares públicos muchos de los recursos -personales: profesorado, personal de apoyo educativo, cocina, limpieza,…, tecnológicos e higienico-sanitarios- prometidos el nuevo consejero de educación nos dice que «el sistema educativo necesita sonrisas y no pancartas» Hay que recordarle que gracias a las pancartas colgadas en los centros escolares y las llevadas en las diferentes movilizaciones en las que ha participado toda la comunidad educativa se han coseguido algunos de los recursos prometidos.

No, no vamos a sonreir mientras su Departamento siga maltratando a la educación pública, no dotándola de los recursos necesarios para hacer frente a las necesidades cada vez mayores que se dan en la pública, hay que recordarle al Consejero que la red pública, es la que acoge al 90% del alumnado con mayores necesidades educativas y con menores recursos económicos y que la segregación escolar, lejos de disminuir sigue agrandándose y agravándose, segregación que tiene que ver con la pobreza y no tanto con la procedencia del alumnado, aunque en la mayoría de los casos van de la mano, las personas que emigran la mayoría de los casos lo suelen hacer, entre otros motivos, por económicos. Sin una redución de las ratios, sin planes concretos para acabar con la segregación escolar ¿cómo vamos a poder garantizar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades a todo el alumnado y sobre todo al más desfavorecido?

Cuando en octubre todavía muchas familias no saben si se va a garantizar a sus hijas e hijos el servicio de comedor con el que contaban, un servicio imprescindible para garantizar al alumnado más empobrecido una comida diaria de calidad y además para facilitar la conciliación laboral y familiar. No señor Bildarratz, no creo que este tema dé para muchas sonrisas.

En esta nueva realidad si algo ha quedado claro es la necesidad de reforzar los servicios públicos: sanidad, educación, cuidados,… universales y de calidad porque son los únicos que pueden garantizar la cohesión social y la igualdad de oportunidades. En steilas tenemos claro que esa es la función principal de la educación pública sin embargo esto es muy difícil de conseguir mientras se mantiene una segunda red privada-concertada sobrefinanciada con recursos públicos y gestión privada que acoge a la mitad del alumnado. Pero que tiene estrategias suficientes como el cobro de cuotas entre otras para seleccionar al alumnado, contribuyendo así a un aumento de segregación escolar que es de las mayores de Europa, en el caso de Gasteiz la mayor. La justificación del mantenimiento de esta segunda red tan fortalecida no es otro que el derecho de las familias a elegir el centro escolar para sus criaturas. NO, eso no es un derecho, eso son privilegios que tienen las familias más acomodadas sobre las más desfavorecidas. Esta realidad tampoco nos hace sonreir.

Para acabar con esos privilegios que generan discriminación y privan de oportunidades a una parte importante de nuestro alumnado es imprescindible que el Gobierno Vasco y su Departamento de Educación consideren y traten a la educación pública como el eje vertebrador y principal de la educación y no se la trate como una red secundaria y para ello es imprescindible aumentar la financiación como mínimo hasta el 6% del PIB como recomienda la Unesco. Por dar un dato entre 2007 y 2012 se recortó en educación 888 euros por alumna/o y todavía no se ha recuperado, mientras que la desigualdad sigue aumentando. Además, para responder a las demandas históricas de bajada de ratios para poder atender a la diversidad, y consecuentemente un aumento de plantillas, garantizar el servicio del comedor, etc hay que añadir otras que han aflorado con la situación de pandemia actual como la dotación de medios tecnológicos, espacios alternativos y mejoras en las infraestructuras, entre otros.
Que el Departamento de educación escuche y se comprometa con la comunidad educativa en defensa de la educación pública inclusiva, desde las Haurreskolas a la Universidad, porque es la nuestra, es la de todas y todos y después si eso sonreiremos.

Reconocer el compromiso y el trabajo del conjunto de trabajadoras y trabajadores de la enseñanza pública que ante la irresponsabilidad del Departamento de educación, ha sido capaz de poner en marcha una vuelta a las aulas en una situación excepcional, con los recursos ordinarios porque todavía ni han llegado los 1000 trabajadores anunciados en el mes de agosto por la anterior consejera, ni los ordenadores, ni los EPIs para el personal que lo necesita como está recogido en su protocolo.