La desconfianza se impone cuando se lee el nuevo acuerdo programático. Predomina la amarga sensación de déjà vu. En el ámbito educativo se repiten algunos puntos no cumplidos, como la intención de invertir el 5% del PIB en Educación. En la anterior legislatura dispusieron de cuatro años para realizarlo y no lo llevaron a cabo. Por cierto, la UNESCO recomienda la inversión al menos del 6% del PIB en Educación. Nuevamente se indica la pretensión de que el máximo de plazas posible salga a oposición, pero en el proceso de estabilización se han incluído mayoritariamente plazas del PAI, cuando la tasa de interinidad es del 52%.

En el acuerdo programático 2019-23 no figuraba la Ley del PAI, pero el PSN la sacó adelante con Navarra Suma. EH Bildu y Geroa Bai defendían en sus programas electorales la derogación de la Ley del PAI. Pero ésta no se ha acordado en dicho documento, pese a que Geroa Bai, EHBildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra votaron en contra de la Ley del PAI (19 parlamentarias que sostendrán al gobierno y 11 del PSN). El PSN ha utilizado y utilizará constantemente el apoyo de UPN, PP y VOX para que los pilares del régimen se mantengan firmes: un sistema tributario regresivo, nada de banca pública, obras faraónicas (TAV, Canal de Navarra, etc.), privatización de servicios públicos, zonificación del euskera y apartheid, extensión desmedida de macropolígonos eólicos y fotovoltaicos, etc.

En un punto se indica que actualizarán los pactos de Educación Pública y Privada. Se ponen al mismo nivel las condiciones laborales de un servicio público y las de las empresas privadas. ¿Sucedería igual en otros sectores, como la sanidad? El Gobierno ha incumplido el Pacto para la Mejora de la Educación Pública de Navarra. Ahora sostienen que debe que actualizado. Antes debería cumplirse en su totalidad y mejorarse con las reivindicaciones de la mayoría sindical: bajada lineal de ratios, estabilidad del personal, recuperación del poder adquisitivo y eliminación de la sobrecarga. No consta la negociación a mantener con los sindicatos.

En el primer punto del ámbito educativo se menciona la intención de desarrollar un Pacto Social y Político por la Educación. En ella el euskera ni siquiera existe, y resulta absolutamente contradictorio con otro punto, en el que se apunta que se fomentará el uso del euskera en los centros, mientras que este mismo mes de junio el PSN paralizó el Programa Musikariak Ikastetxeetan. ¿Qué credibilidad puede tener dicho punto?

Nada se menciona acerca del personal de enfermería de las escuelas; otro tanto ocurre con la publificación de los comedores escolares, los servicios de limpieza y los transportes. A las educadoras de las escuelas infantiles no se les reconoce la función docente y las especialistas de apoyo educativo no pasarán al Departamento de Educación.

Se volverán a implantar políticas privatizadoras, restrictivas y euskarafóbicas de derechas. La palabra «progresista» ha devenido en un disfraz de las políticas regresivas. ¿En consecuencia, hay que votar a favor de un supuesto gobierno «progresista», aunque éste lleve a cabo políticas similares a las de UPN?