El recién formado Gobierno sigue dejando muchas interrogantes, que nos obligarán, otra vez, a ser perseverantes para poder proteger la centralidad de la Escuela Pública Vasca. Se nos dijo que, aun cuando gobiernen los mismos partidos, veríamos caras nuevas, pero tampoco ha sido del todo cierto.
Nuestra nueva consejera será la viceconsejera que hemos tenido en los últimos cuatro años, lo cual tiene sus pros y sus contras. Por un lado, la adaptación será más sencilla y, por otro, conocemos la limitada eficacia de esta nueva Consejería. Tanto es así, que el Departamento de Educación que despedimos no ha conseguido firmar un solo convenio laboral en ningún sector educativo. Este dato es grave, sobre todo porque al ser nombrado el antiguo Departamento nos comunicó que ese era su objetivo principal.
El legado de este departamento en materia de política educativa, ha sido la aprobación de una ley que se creó para proteger a los centros que no tienen titularidad pública. No olvidemos que solo sus socios de gobierno apoyaron esta ley y que nadie ha querido mencionarla en la campaña electoral, ahora solo queda preguntarse para quién ha sido exitosa la ley . Lo que es indiscutible es que en absoluto lo ha sido para la Escuela Pública Vasca, la única que puede garantizar la igualdad, la cohesión y la euskaldunización que tanto necesita nuestra sociedad.
En cuanto a las condiciones laborales de los y las trabajadoras, el legado también es muy pobre. Con el objetivo de acallar las voces contrarias a la ley educativa, el Departamento firmó con dos sindicatos un acuerdo carente de concreción y no vinculante en Aranzazu. Obviamente, este se hacía al margen del espacio legítimo de decisión, las mesas sectoriales. En cualquier caso, más allá de la escenificación, esta falta de concreción no ha dado frutos reales en las mesas sectoriales correspondientes, ya que no se han alcanzado acuerdos.
Desde STEILAS, al igual que hacemos siempre, pondremos toda nuestra buena voluntad y siempre estaremos dispuestas a reunirnos con la Consejera y el Departamento. A cambio, esperamos la misma buena voluntad para poner, de una vez por todas, la Escuela Pública Vasca en el centro del sistema educativo. Esperamos que esto vaya acompañado de negociaciones reales para dignificar las condiciones laborales de los y las trabajadoras, ya que las condiciones laborales son el termómetro del sistema. De no ser así, no tenemos por qué esperar más de 100 días de cortesía, ya que muchas de las tareas se han quedado sin hacer, por lo que desde principios de curso seguiremos luchando por las condiciones laborales de quienes trabajan en nuestro sistema educativo, así como por la Escuela Pública Vasca.
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