Desde la Secretaría de la Mujer del sindicato STEILAS queremos reflexionar acerca de las imágenes publicadas en las redes sociales, en las que aparece la Consejera de Educación del Gobierno Vasko -Cristina Uriarte- junto a su hija, quien desfilará de cantinera, en el alarde tradicional el próximo 8 de septiembre en Hondarribia.

Son más de 20 años desde que el Movimiento Feminista vasco y una parte importante de la ciudadanía de Irún y de Hondarribia reivindica el derecho a participar en el alarde en condiciones de igualdad. Sin embargo, quienes apoyan el alarde tradicional han reforzado el papel de las cantineras en los últimos años, lanzando así un mensaje explícito de rechazo a las personas que apoyan el alarde mixto. Esta postura colisiona, incluso con la política de Emakunde cuyo premio 2011 se concedió a los alardes mixtos de Irún y Hondarribia. Así mismo el Ararteko se ha posicionado a favor del diálogo y del alarde mixto.

STEILAS considera grave que cualquier cargo público apoye con su presencia prácticas discriminatorias como lo es el alarde tradicional, pero aún más grave es que sea la propia Consejera de Educación quien participe de forma activa en el mismo. ¿Qué mensaje se quiere transmitir a la comunidad educativa respecto de las políticas de igualdad ? ¿No debería la Consejera de Educación denunciar las agresiones y ataques que reciben quienes defienden participar en el alarde mixto e igualitario? ¿El Gobierno Vasco no debe asumir el fallo del Tribunal Superior de Justicia Vasco a favor del Alarde mixto alegando que en una celebración pública no se puede discriminar por cuestión de género?

Hablamos de una violencia real y simbólica que alcanza su punto álgido el día del desfile, pero que sufren durante todo el año quienes están a favor del alarde mixto y que sabemos tiene su reflejo en las aulas, en la calle, en casa, en las cuadrillas, en todas las esferas de la vida. De ahí nuestra preocupación, ya que el Alarde no es una fiesta sino “un ritual de autoafirmación colectiva” del modelo de masculinidad hegemónica (clasista, racista, LGTBIfóbica…).

Con la excusa de mantener la tradición se perpetúa el núcleo duro de nuestra sociedad heteropatriarcal.