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COMUNICADO

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Ya han transcurrido más de 2 meses desde que el pasado 14 de marzo se decretó el estado de alerta por COVID-19. Todo lo que ha ocurrido en este tiempo nos ha llegado/lo hemos conocido a través de los medios de comunicación, de una manera u otra, día a día. Tuvimos que quedarnos en casa, de repente, sin saber nada más.

En ese momento la orden fue igual para todas: no sal- gas de casa. No puedes salir de casa. Es peligroso. Si no es el coronavirus, será una multa. Todos por igual, en casa. Daba igual si la tenías o no, o si se trataba de una infravivienda. Porque para todas valía igual la misma orden. Como si el encierro fuera igual para todas.

¡Pues no! La fecha que reivindicamos el Día Internacional contra la LGTBIQfobia, el 17 de mayo, debemos poner de manifiesto que esta afirmación es, simplemente, mentira. Este encierro ha vuelto a ocultar muchas identidades no normativas, las ha llevado de vuelta al armario, como exige elmente la heteronormatividad blanca más rígida.

En el colectivo LGTBIQ+ hemos sufrido un doble confinamiento durante todas estas semanas, día tras día: el hogar no ha sido un lugar seguro para muchas personas que forman parte del colectivo y, desgraciadamente, como hemos visto en los medios de comunicación en las últimas semanas, la calle tampoco.

De hecho, muchas de las integrantes del colectivo también han tenido que aislarse dentro de sus casas, por exclusión sus familiares o de quienes conviven con ellas. En muchos casos la única ventana a la libertad ha sido la propia habitación o las pantallas de ordenador y móvil. Un encierro dentro de otro encierro, bajo doble candado, rechazando quien realmente eres. En una farsa continua, protagonista del más oscuro teatro involuntario.

La inquietud que provoca estar en casa viviendo situa- ciones personales no seguras ha hecho, inevitablemente, más vulnerables a personas jóvenes, adultas y mayores que forman parte del colectivo LGTBIQ+. Poniendo en peligro la propia salud física y emocional. Hablamos, en de nitiva, de las casas como espacios no seguros y represivos basados en la violencia.

No debemos ignorar que, en ocasiones (menos de las que desearíamos), los centros escolares son, al menos unas horas, un espacio seguro y libre de agresiones

LGTBIQfóbicas, y es algo que desaparecido con el cierre de los mismos.

Asimismo, la situación de alerta ha hecho desaparecer casi de golpe muchos de los servicios a los que solemos tener acceso en el colectivo LGTBIQ+. Estos servicios nos ofrecían una enorme ayuda a quienes formamos parte del colectivo para paliar todas estas inquietudes. Aun así estos servicios se han adaptado, a la situación provocada por la alerta y los esfuerzos para seguir prestando ayuda y apoyo han sido dignos de alabanza, y a pesar de las limitaciones han organizado: reuniones y talleres virtuales, apoyo telefónico, charlas, etc.

Por si todo esto no fuera su ciente, debemos mencionar la exclusión laboral que sufre este colectivo. Si antes de decretar el estado de alerta era difícil para muchas de estas personas, las trans por ejemplo, buscar empleo, man- tenerlo y sentirse libres, la nueva normalidad no traerá luz, precisamente. Tenemos la rme sospecha de que este oxímoron que llamamos nueva normalidad será más LGTBIQ- fóbica, racista, xenófoba, machista y clasista, no lo dudes.

Ante estas sospechas, debemos reivindicar abiertamente y en voz alta nuestros derechos como colectivo y mucho más en estos momentos difíciles. Para que la exclu- sión no dé ni un solo paso adelante necesitamos, más que nunca, políticas interseccionales. Unas políticas que contemplen la sociedad desde una visión plural, diversa y amplia, de igual a igual, y no desde un punto de vista rígido, gris, heteronormativo y blanco, tal y como han sido el encierro y el proceso de descon namiento.

Para nosotras, esa (pseudo) normalidad que podemos llegar a echar de menos no es su ciente. No podemos, ni queremos, conformarnos con volver a eso, si se va a seguir basando en un sistema de violencia y opresión que nos excluye.

Las personas que formamos el colectivo LGTBIQ+ tenemos muy claro que seguiremos luchando por nues- tras vidas por encima de la pandemia de la heteronormatividad. Tenemos experiencia.