Ha empezado el nuevo curso y con este la noticia de la fiscalía que propone «normalizar» las cámaras de vigilancia en las aulas y despachos como medida contra las agresiones sexuales y la justificación no es otra que el aumento de casos y la dificultad que conlleva una casuística marcada por «entornos familiares, educativos o de tiempo libre».

Los datos de la Fiscalía General del Estado en su memoria anual reflejan un aumento de la violencia machista y de las agresiones sexuales no dejan de ser inquietantes y alarmantes. Sin embargo la solución que propone la misma no va a ayudar a resolver estas situaciones.

La vilencia machista, en sus distintas manifestaciones, se trata de un problema estructural, que tiene su origen en el modelo heteropatriarcal y androcéntrico que promueve la cultura de la violencia y el mantenimiento de un sistema cerrado, rígido y trasnochado de masculinidades, feminidades y relaciones basadas en el poder vigente en el que se socializa y educa nuestro alumnado.

Esta propuesta de la Fiscalía no deja de ser un mal parche que no va a solucionar absolutamente nada, ya que la mayoría de las agresiones sexuales que se producen en el ámbito escolar no ocurren en el aula, ya que se trata de un espacio tutelado y controlado por las y los docentes y otras trabajadoras presentes en las mismas, poniendo en entredicho la labor docente. Como siempre, en el caso de la violencia hacia las mujeres, en lugar de atajar los problemas desde la raíz se acaba parcheando y no planteando soluciones radicales.

No se plantea la necesidad de formar al profesorado de las distintas etapas educativas para desarrollar propuestas curriculares que pongan como prioridad la coeducación y la pedagogía feminista como únicas medidas para erradicar el sexismo y el machismo.

No se habla de la necesidad de desarrollar programas educativos basados en la igualdad respetando la libertad individual, que empoderen la manera de sentirse, vivirse y expresarse. Programas que promuevan desde las primeras etapas de la vida un proyecto que se asiente en la formación integral, la libertad y la capacidad de decidir sobre el futuro sin condicionantes de género, aprendiendo a identificar las desigualdades, a luchar contra ellas y a ejercer el derecho a la igualdad en el ámbito de cada cultura, religión, clase social, diversidad funcional, orientación, identidad y expresión de género. Que visualicen una sociedad dónde la diversidad suma.

Tampoco se menciona la necesidad de otro tipo de medidas como protocolos de actuación para prevenir la violencia machista en el aula y en cualquier otro espacio educativo o invertir en obras de remodelación de los espacios educativos para que estos sean espacios libres de agresiones, como se proponía en la unidad didáctica de steilas » Eskola, erasorik gabeko espazioa» en la que se hacían propuestas interesantes y que desde luego nada tenían que ver con la colocación de cámaras de video-vigilancia en las aulas.

Y necesariamente una mayor inversión en educación para que todo lo aquí propuesto se pueda llevar a ejecución, si se sigue destinando menos del 4% del PIB a la educación, muy alejado del 6% que propone la Unesco y de lo que se destina de media en la mayoría de los países europeos dificilmente podremos dar pasos efectivos en la erradicación de la violencia hacia las mujeres tanto dentro como fuera del aula.
Y desde luego lo que no vamos a aceptar es que vengan instituciones privadas como la BBK con su unidad «Crush to Crush» a hacer intrusismo en las aulas públicas ofreciendo materiales cuya intención y cito textualmente: es empoderar a las niñas y educar a los niños, desde el reconocimiento de que las niñas son las víctimas principales de la violencia de género y que pueden ser afectadas a una edad muy temprana.
Mejor sería que en su entidad se eliminen la brecha salarial, los techos de cristal, suelo pegajoso,… y entren más mujeres a sus consejos directivos, además de recuperar la obra social diezmada desde su privatización.

Para finalizar, no queremos ni video-cámaras, ni entidades privadas en nuestros centros educativos públicos, lo que necesitamos es mayor dotación de recursos humanos y coeducativos, reducción de las ratios e infraestructuras seguras para todo el alumnado.