Navarra Suma ha presentado en el Parlamento de Navarra un proyecto de ley para blindar los contratos del profesorado de religión. La coalición manifiesta que se ha contratado al profesorado de acuerdo con el Concordato y la legislación vigente. Por ello, conviene recordar el origen del último concordato. El Estado español firmó el anterior concordato en 1850, que fue derogado en la II República. Como es de sobra conocido, el golpe de estado fascista de 1936 cortó de raíz el camino innovador emprendido por la República en la Educación de Navarra y, finalizada la contienda, la represión se extendió a todo el estado.

El régimen franquista tenía sumo interés en garantizar el control sociopolítico a través, entre otros medios, de la religión católica. En el concordato firmado en 1956 se recogía la potestad de la Iglesia Católica para seleccionar al profesorado y establecer los contenidos de la asignatura de religión. A la muerte del dictador, se mantuvieron los criterios básicos del concordato en los acuerdos firmados en 1976 y 1979 con el Vaticano. El nacionalcatolicismo del Franquismo prosiguió, junto con otras muchas imposiciones: la monarquía borbónica, la judicatura y policía de la dictadura, la protección de la élite extractivista, etc. La Iglesia católica mantuvo privilegios como la abundante financiación pública, la exención del pago de impuestos y el adoctrinamiento católico en los centros educativos públicos. Durante la dictadura aumentaron considerablemente las subvenciones de los colegios privados religiosos, cuya financiación pública fue garantizada mediante la política de conciertos en 1985.

El Arzobispado designa al profesorado que el Departamento de Educación debe contratar y ordena la extinción del contrato en el caso de que, según su parecer, el profesorado pierda la idoneidad. Esta supuesta idoneidad se concede o se revoca en función de criterios machistas y retrógrados, como la sexualidad o la apariencia. En cuanto a los contenidos, debemos recordar que en la doctrina católica se enseña: “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural, cierran el acto sexual al don de la vida y no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual, por lo que no pueden recibir aprobación en ningún caso”. Evidentemente, esto es totalmente incompatible con la Ley de Igualdad LGTBI+ de Navarra.

Por otra parte, la Iglesia impuso que la asignatura de religión se incluyera en el horario escolar general, que tuviera calificación y que la asignatura alternativa “equiparable” fuera insignificante para el aprendizaje. Sin embargo, en la asignatura de religión se acostumbra a poner notas más altas para atraer al alumnado, sobre todo si las calificaciones sirven para subir la nota media de la ESO o el Bachillerato, como ocurre con la LOMCE. Además, no se puede sustituir la asignatura de religión católica si no se ofrecen todas las religiones, creencias o ideologías del alumnado, ateísmo y agnosticismo, por ejemplo. Esto resulta inviable en la escuela pública, cada vez más diversa, por lo que la solución justa es construir una escuela laica en la que se elimine el adoctrinamiento religioso y la cultura religiosa se trate en el currículo general.

La LOMLOE reduce las sesiones de religión. De este modo, si los contratos del profesorado de religión se blindan por ley y abarcan otras funciones educativas del centro, serán eliminados otros contratos de docentes, quienes han ingresado en el sistema público según sus méritos. Prevalecerá el personal contratado a dedo. Además, la LOMLOE establece claramente que la asignatura de religión no tendrá asignatura espejo. Por tanto, a tenor de dicha ley, lo lógico sería que la religión se impartiera en el horario de las actividades extraescolares.

Resulta totalmente contradictorio reivindicar la memoria histórica y apoyar una ley tan infame. Más les valdría trabajar en la aclaración de los casos de abusos en los colegios religiosos y en la reparación de las víctimas, y eliminar, definitivamente, los privilegios de la Iglesia Católica.