El Departamento de Educación ha hecho un llamamiento a los sindicatos y a otros agentes educativos a un nuevo proceso participativo para preparar, supuestamente, la nueva normativa del PAI. El departamento ha utilizado en varias ocasiones esta metodología, en la que aparentemente se recoge la opinión de sindicatos, asociaciones directivas, federaciones de asociaciones familiares, etcétera, para después consensuar una serie de ideas que ayuden a implantar la nueva normativa.

Esta estrategia fue utilizada con anterioridad a la publicación del Decreto Foral de Escolarización, aunque nunca conocimos las consecuencias del proceso participativo o en la argucia negociadora de los decretos de Jornadas y Horarios y del Reglamento Orgánico del Centro. Así, comprobamos que se trata de un procedimiento que utiliza la participación y simula el consenso para dar una apariencia democrática y negociada a las medidas unilaterales del Departamento. Por si fuera poco, se vacía de contenido la mesa sectorial de Educación Pública, donde habría que negociar estos temas con los sindicatos.

Es muy clarificador que se les llame sólo para trabajar programas de inmersión en lenguas extranjeras, cuando el PAI no es un programa de inmersión, porque para eso habría que impartir todo el currículum en inglés. Tampoco parece que se vaya a analizar la segregación que se produce al pasar al alumnado de Primaria a la ESO o el preocupante descenso del nivel académico de las asignaturas que se imparten en inglés.

También se descarta de pleno la inmersión lingüística en euskera o el aprendizaje de esta lengua como asignatura. Recordemos que el 60% de los y las alumnas navarras están excluidas del aprendizaje del euskera y que tampoco se cumple el pacto educativo sobre ampliación de estudios en la lengua propia de Navarra.

Otro aspecto que se obvia es la influencia del PAI en las plantillas. Desde la implantación del programa, muchas personas han tenido que perder su puesto de trabajo o cambiar de especialidad. Asimismo, muchos funcionarios docentes que obtienen destino definitivo en un puesto PAI se trasladan a una plaza sin perfil de inglés. Es evidente que el PAI va a generar inestabilidad y que la solución que se ha buscado, la Ley del PAI, es una chapuza jurídica que crea una pseudociencia foral del profesorado que, junto con el cuerpo del Estado, va a desarrollar su actividad en los mismos centros y puede acarrear graves consecuencias legales.